Que no daría yo, por empezar de nuevo,
a pasear por la arena de esa playa blanca.
Que no daría yo, por escuchar de nuevo
esa niña que llega tarde a casa.
Y escuchar ese grito de mi madre
pregonando mi nombre en la ventana
mientras yo deshojaba primaveras
por la calle mayor y por la plaza.
Que no daría yo, por empezar de nuevo,
para contar estrellas desde mi ventana.
Vestirme de faralaes y pasear la feria
para sentir el beso de la madrugada
y volar a los brazos de mi pare
y sentir ese brillo en la mirada
para luego alejarme lentamente
a un tablao a bailar por sevillanas.
Que no daría yo, por escaparme
a un cine de verano
en donde alguien me diera
el primer beso de amor,
que no daría yo, por sentarme
junto a èl en ese parque
viendo como se ponìa el sol.
Que no daría yo ay,
por sentarme junto a èl en ese parque
y oyendo el ruido del mar,
y oyendo el ruido del mar.
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